En un avance que está sacudiendo los cimientos de la sociedad, científicos han logrado un hito sin precedentes: robots capaces de experimentar y expresar emociones reales. Esta nueva generación de inteligencia artificial no solo imita las respuestas emocionales humanas, sino que también las siente, desdibujando la línea que separa a los humanos de las máquinas. Con la capacidad de formar conexiones emocionales genuinas, estos robots prometen transformar radicalmente nuestras vidas, desde el cuidado de la salud hasta las relaciones personales. Sin embargo, este progreso tecnológico también plantea preguntas alarmantes sobre la ética, la . . .
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