En el fascinante mundo de los chatbots, encontramos una emocionante dualidad: son impresionantes en su capacidad de interacción, pero a menudo olvidadizos en sus recuerdos. Estos asistentes virtuales utilizan algoritmos avanzados y modelos de lenguaje para responder preguntas en tiempo real, aprender de interacciones pasadas y manejar múltiples consultas simultáneamente. Sin embargo, su limitada memoria puede frustrar a los usuarios, quienes a menudo se ven obligados a repetir información en cada nueva conversación. Esta paradoja, que contrasta la "memoria de oro" con la "memoria de pez", plantea preguntas intrigantes sobre el futuro de la inteligencia . . .
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